La verdad es que he estado desaparecida toda esta cuarentena. Quizás debería haber seguido realizando publicaciones pero no tenía el ánimo para hacerlo. Como la mayoría de las personas he atravesado distintas fases durante el encierro, las primeras fueron de miedo, tristeza, enfado… en esas circunstancias no tenía fuerzas, ni ganas de escribir nada, entre otras cosas porque no quería inducir al suicidio de mis lectores. No estaba por la labor de dejar por escrito cosas de las que más tarde, con mejor ánimo, me pudiera arrepentir. Luego llegó la fase de aceptación y actualmente, estoy en proceso de superación… tratando de buscar el «para qué» de todo esto. De cómo esta crisis me debe ayudar a crecer y a mejorar como persona. Qué enseñanzas tengo que extraer de esta «distopía» y cómo puedo ayudar a otros a mejorar su situación.
Es una pena la cantidad de personas que han fallecido solas en sus hogares, en los hospitales ( rodeados de buenos profesionales pero sin medios suficientes para atenderlos con las debidas garantías), enterrados solos, sin que sus seres queridos se pudieran despedir de ellos y sin que éstos pudieran recibir ni un abrazo de ánimo, ni un beso… Tantas personas mayores, con sabiduría y experiencia de la vida que se han ido en silencio, sin hacer ruido. Porque son muchísimas personas las que nos han dicho adiós en estos setenta y tantos días, y su memoria no debe caer en el olvido. Pero tampoco podemos olvidarnos de los que nos hemos quedado, los que hemos sido «afortunados» y o bien no hemos pasado la enfermedad o la hemos superado con mayor o menor complicación. Porque tampoco es que no nos haya afectado la crisis. A todos nos ha tocado de una forma u otra. Son muchos los que han perdido a familiares, y además no se han podido despedir de ellos, son muchos los que han perdido su trabajo, muchos los que han perdido sus negocios, muchos los que han vivido en soledad el encierro y la tristeza… Hay casos de familias a las que se les han unido varias de las situaciones anteriores. Lo que es muy duro y difícil de aceptar.
Pero aunque no hayamos vivido en primera persona estas pérdidas más graves, todos coincidimos en que durante más de dos meses hemos estado privados de libertad circulatoria, de libertad para ir a trabajar, de libertad para hacer deporte, de libertad para disfrutar de los amigos, de la familia, de la cultura, del ocio, de la naturaleza… a todos nos ha afectado en mayor o menor medida esta situación.
No voy a hacer una crítica política de cómo se ha gestionado y se gestiona la crisis, porque éste no es un blog político sino jurídico y de asuntos de interés en el ámbito del derecho de familia y penal. Así que solo me voy a centrar en aquellas cuestiones que pienso que tienen que ver con la temática del blog.
Durante esta cuarentena las personas separadas y divorciadas han tenido problemas añadidos a los señalados anteriormente. Tanto relativos al cumplimiento del régimen de visitas como de cumplimiento de las prestaciones económicas de pensiones alimenticias.
En ocasiones los progenitores han sido capaces de llegar a acuerdos de cumplimiento del régimen de visitas, de compensación posterior, de adaptación de cantidades… pero en otras ocasiones no. Por lo que el Gobierno ha arbitrado un procedimiento especial y sumario para la resolución de cuestiones relativas al derecho de familia directamente derivadas de la crisis del COVID-19, como son (entre otras) aquellas cuestiones sobre el régimen de custodia y visitas de menores o el pago de pensiones alimenticias, entre otras.
Este nuevo procedimiento viene regulado en los artículos 3 a 5 del Real Decreto-ley 16/2020, de 28 de abril (el cual deberá ser convalidado, en el plazo máximo de 30 días desde su publicación, por el Congreso de los Diputados, sin que ello afecte a sus efectos desde el día de la fecha y hasta su convalidación o derogación, conforme al art. 86.2 de la Constitución) y toma como base el Capítulo IV del Título I del Libro IV de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil (arts. 769 a 778 ter). Por lo que se podría liar gorda si no fuera ratificado ahora en el Congreso.
El texto adolece de numerosas lagunas y se suscitan dudas sobre su aplicación práctica. Que iré analizando en post sucesivos. Hoy sólo quería retomar el contacto con vosotros, deciros que sigo aquí. Que seguiré añadiendo contenido al blog y que espero que resulte de vuestro interés.
Estamos en proceso de superación y espero que esta experiencia que hemos vivido nos sirva para crecer y mejorar como sociedad, porque si no, tantas pérdidas humanas no habrán tenido sentido.
¡Hasta pronto! Rosa Pilar Sáez Gallego, 28 de mayo de 2020.