Desde el origen de los tiempos el mal ha existido. No se sabe exactamente desde cuándo. Pero existen en los restos prehistóricos vestigios de la existencia de muertes violentas entre los humanos. Restos de cadáveres con signos de violencia, armas utilizadas para causar daño… La lucha entre el bien y el mal ha existido y existirá siempre.
La violación y posterior asesinato de Laura Luelmo vuelve a reabrir el debate sobre la prisión permanente revisable, sobre la reinserción de las penas y los presos, sobre el machismo y el heteropatriarcado… Cada uno con su opinión utiliza unos mismos hechos para defender posturas contrarias y surgen los enfrentamientos entre personas de bien por pensar distinto. Unos culpan a la sociedad, otros al machismo, otros a los políticos, otros a la educación… Estoy leyendo en las redes sociales discusiones entre hombres y mujeres por defender unas ideas que son lícitas en ambos casos. Al final todos los que estamos unidos en contra de un hecho tan repugnante , entramos en conflicto, por buscar la causa de algo que no tiene más explicación que la más sencilla. El mal existe. Y sus consecuencias son destructoras. Hasta el punto de dividirnos y enfrentarnos a todos.
Cuando ocurre un caso así se nos revuelven las tripas y nos preguntamos cómo es posible que sigan pasando estas cosas. Pero en vez de buscar culpables, debemos ser conscientes de que hay personas malvadas que sólo piensan en satisfacer sus instintos sin reparar en las consecuencias de sus actos. Que existen personas como el asesino de Pioz, que fue capaz de matar a sus tíos y a sus primos y mientras le contaba por teléfono a un amigo cómo se iba sintiendo. O Ana Julia Quesada, la asesina del niño Gabriel y probablemente de una hija suya.
A mi juicio el mal no entiende de sexos. Hombres y mujeres somos diferentes y complementarios. Y de la misma forma que les damos un toque especial a las cosas que hacemos, también nos distinguimos a la hora de hacer el mal, podemos utilizar medios diferentes, podemos asesinar por motivaciones distintas…pero asesinos y asesinas han existido y existirán toda la vida.
Entonces la pregunta que debemos hacernos es. Puesto que el mal existe y existirá, ¿cómo lo combatimos? ¿Cómo evitamos que esas personas nos dañen?
La respuesta puede ser endureciendo las penas, como señalan algunos. Con la prisión permanente revisable, con la cadena perpetua o la pena de muerte dirán otros. Pero yo creo que todo esto no evitará que el mal se siga produciendo y que sigan produciéndose asesinatos.
En mi humilde opinión, al mal sólo lo puede combatir el bien. En vez de buscar culpas fuera, debemos intentar contribuir con nuestros actos a que la sociedad mejore. Debemos concienciarnos de que lo que nosotros no hagamos se quedará sin hacer. Y que poniendo un poco de nuestra parte, entre todos, podremos conseguir una sociedad más justa y solidaria. Cada uno de nosotros somos responsables de nuestros actos, de nuestros comentarios, de nuestras opiniones, de cómo educamos a nuestros hijos, de qué aconsejamos a nuestras hijas… y solo cuando tomemos verdadera conciencia de que una persona sola es capaz de cambiar el mundo (tanto para bien como para mal) comenzaremos a actuar de forma responsable. Dejad de discutir entre vosotros. Así no se resuelve nada. Todos compartimos el dolor y el sufrimiento de esta familia. De eso nadie puede dudar.
Rosa Pilar Sáez Gallego, 20/12/2018
Deja una respuesta