
Hoy rompo la estética de blanco y negro de mi blog, para poner una foto de color. La fotografía de Pablo Ráez de espaldas mirando hacia el infinito. He decidido hacerlo así porque Pablo se lo merece. Pablo no se merece una fotografía en blanco y negro. Porque él es un alma que desprende luz, alegría y esperanza. Pablo es la evidencia de que tan sólo una persona, si se lo propone, puede cambiar el mundo y la vida de muchas personas.
Pablo se ha ido pero nos ha dejado un legado importante. Con su ejemplo nos ha hecho ver la importancia de las pequeñas cosas, el valor de poder levantarnos cada mañana, de tener a nuestro lado a alguien que nos quiere, de poder contemplar el mar, o una puesta de sol… de lo importante que es ofrecer «la mejor versión de nosotros mismos» y de ayudar a otros.
Me viene a la cabeza un anuncio de una bebida conocida que dice que «los españoles nos morimos por vivir». Y es cierto. Con todos los complejos que tenemos, últimamente, hemos de decir con orgullo que si de algo podemos presumir los españoles es de que sabemos vivir y disfrutar de la vida. Somos generosos y nos gusta ayudar a los demás. Todos nos volcamos con Pablo y con su causa. Con su lucha. Y hoy no debemos sentirnos tristes porque Pablo se ha ido joven pero sabio. La sabiduría que te da tener a la muerte acechando a los pies de tu cama. Pablo aprendió a darle valor a lo realmente importante. A vivir cada minuto con intensidad y a ayudar a otros.
Pablo ha dejado de ser un chico anónimo para convertirse en un ejemplo de superación y de lucha para los demás. Permanecerá vivo en el recuerdo de sus familiares y amigos y de todos los que hemos tenido la suerte de conocerle a través de las redes y de los medios de comunicación.
En esa vida tan corta, Pablo ha conseguido mucho. No sólo ha influido en la vida de esas personas que gracias a él van a conseguir un trasplante de médula, sino la de todos los que nos hemos sentido emocionados con su ejemplo, su alegría y sus ganas de vivir.
Puedo hacerme a la idea de lo que estarán pasando sus padres, lo duro que ha debido ser para ellos, para su novia, para sus amigos… ojalá y estas cosas no sucedieran. Pero por desgracia no es así, y debemos asumirlo.
Hoy no he querido hablar de derecho, ni de leyes, ni de delitos, hoy me he permitido dedicar estas líneas a un chico que nos ha dado a todos una lección de vida por la que tenemos que estarle eternamente agradecidos.
Como imagino que no le importará a la marca, os dejo un enlace del anuncio al que he hecho referencia, para que lo disfrutéis, y de la vida, también.
Pablo, donde quiera que estés, gracias.
Rosa Pilar Sáez, 27/02/2017
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