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Rosa Pilar Sáez

Despacho de Abogados en Albacete.

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Abogad@ desesperad@

abogad@ desesperad@

Aunque el título «abogad@ desesperad@» pueda parecer una broma, no es así, cuando elegí formarme para ser abogada no era consciente de lo dura, exigente y difícil que es esta profesión. Y hubiera agradecido que alguien objetivo me hubiera explicado realmente a lo que me iba a enfrentar si me decidía por el ejercicio libre de la profesión.

Desde pequeña tenía clara mi vocación, «defender a los débiles y desamparados», «luchar por la verdad»… estaba convencida de que quería ser abogada. El problema es que solo veía la parte romántica de la profesión, la que se muestra en las películas,  y hay otra parte que la acompaña que no siempre es tan bonita.

Hace unos años mi hermana pequeña me pidió que fuera a su instituto a explicarles a sus compañeros sobre las salidas laborales que tenía la carrera de derecho. Acepté encantada el ofrecimiento y traté de explicarles, de forma objetiva, cómo veía yo las dificultades de la profesión. En aquel momento no pretendí desanimar a nadie y de hecho, según pude saber, no lo hice, pues al menos 12 compañeros de mi hermana, después de escuchar mi exposición, decidieron estudiar derecho. Tampoco hoy pretendo desanimar a nadie con esta entrada del blog, si no, expresar, de la forma más objetiva posible lo que supone, hoy día, y desde mi propia experiencia, ser abogad@. A la vez que al compartirlo con vosotros me desahogo un poco.

La abogacía es una profesión muy individual en la que siempre hay sensación de urgencia. 

L@s abogad@s trabajamos en un sector muy exigente y estresante, sometidos a larguísimas jornadas de trabajo, plazos perentorios y grandes dosis de presión que frecuentemente impiden una vida equilibrada.

Es por esto que los abogados solemos agruparnos en despachos de varios profesionales, porque es una forma de poder repartir el trabajo y compartir experiencias, haciendo un poco más llevadera la actividad diaria.

En esta profesión resulta muy difícil conciliar la vida laboral con la personal . Nos quita mucho tiempo. No existen horarios. Un problema puede surgir tanto a las 3 de la tarde de un domingo como a las 5 de la madrugada de un jueves. Si queremos ofrecer un buen servicio no podemos negarnos a atender a un cliente que se encuentra con un problema porque nos ha llamado fuera de hora.

Estamos sometidos a una  conflictividad permanente, nuestro trabajo consiste en dar solución rápida y satisfactoria a los problemas que se nos plantean. Problemas en los que siempre hay una o varias partes en contienda que tienen una visión opuesta y enfrentada de las cosas. Nuestro cliente está implicado emocionalmente y, como es lógico, nos exige máxima atención en su problema, como si fuera el único de nuestro despacho. Debiendo ser empáticos y comprender que para esta persona su problema es el más grave aunque para nosotros parezca una insignificancia en relación con otros.

 Otra circunstancia con la que tenemos que contar es con la complejidad de las relaciones personales entre abogado – cliente, abogado – abogado contrario, abogado – juez, abogado – fiscal, abogado – funcionario, abogado- clientes contrarios….:  si bien debería prevalecer el panorama de serenidad y respeto recíproco, pues al fin y al cabo cada uno desempeña su papel y ninguno debe tomar la posición contraria como algo personal, en ocasiones se producen importantes tensiones fruto precisamente de la conflictividad latente. Todos hemos sufrido alguna vez la excesiva hostilidad de un compañero, la falta de respeto de un cliente contrario, la desconsideración de un funcionario de Justicia… e incluso nosotros hemos podido tomarnos algún asunto como algo personal, lo que nos ha hecho perder la objetividad necesaria para defender a nuestro cliente con la cabeza fría y sin dejarnos llevar por nuestros sentimientos.

La competencia con otros despachos locales y actualmente también a través de internet son otro problema con el que nos enfrentamos hoy en día: Nuestra actividad profesional se desarrolla actualmente en un marco muy competitivo, situación que en los últimos años se ha acrecentado con el descenso de demanda de trabajo y mayor oferta de servicios tanto en la misma localidad donde desarrollamos nuestra labor como a través de internet.

Las nuevas tecnologías, que ya no son tan nuevas, nos exigen una continua formación y capacitación no sólo en los aspectos técnico – jurídicos de nuestra profesión, sino en aspectos para los que no nos han formado, como capacitación comercial, de fidelización de clientes, uso de internet, redes sociales etc.

Dificultades para obtener unos ingresos dignos en función de la exigencia técnica y de dedicación de nuestro trabajo. Los abogados sufrimos a menudo la  censura a nuestros honorarios por caros, la falta de pago puntual, retrasos continuos e impago de los honorarios… Si ya es difícil cobrar habiendo ganado el pleito, se puede imaginar  cuando se ha perdido.

El funcionamiento de la Justicia: Ante el cliente somos los responsables del desarrollo de su asunto, si bien los procesos están sometidos a plazos y trámites que se escapan de nuestro control. Y debiendo tener en cuenta que el funcionamiento de la Justicia no siempre es lo ágil y rápido que sería de desear, lo que provoca que los procedimientos se alarguen en el tiempo. Con la consiguiente insatisfacción de los afectados.

La dinámica de victoria derrota: L@s abogad@s sufrimos una constante erosión emocional. Y tenemos que aprender a gestionarla. No debemos regodearnos en el éxito, ni hundirnos en la miseria con la derrota. Hemos de asumir que  «unas veces se gana y otras se aprende» y que tomarlo como algo personal puede hacernos abandonar la profesión o sumirnos en una profunda depresión. Tenemos que tratar de poner todo nuestro esfuerzo, sabiduría y talento en cada procedimiento, hacer lo que esté en nuestra mano para que nuestro cliente obtenga solución a su problema, pero sin sentirnos únicos responsables del devenir del asunto que normalmente dependerá de numerosos factores y no sólo de nuestra labor.

Por último señalar que nuestra profesión nos exige estar continuamente estudiando y debemos estar concienciados de que tendremos que hablar en público, ante otros profesionales de la Administración de Justicia, clientes y contrarios. Si quieres dedicarte a la abogacía debes asumir que los juicios son orales. Que hay que defender nuestra postura hablando, y debemos de tratar de persuadir al Juez para que nos de la razón. De nada sirve ser muy estudioso y muy inteligente si no vamos a ser capaces de hilar dos palabras seguidas ante un Juzgado o Tribunal. Todo se aprende y todo se puede conseguir si se desea, pero esto hay que tenerlo en cuenta si vas a decidir dedicarte a la abogacía.

Aún pese a todo lo expuesto, la profesión  tiene también sus cosas positivas, y esas son las que hace ya muchos años me hicieron dedicarme a ella y a no abandonar pese a todos los inconvenientes.

Es una profesión liberal en la que tú eres tu propio jefe, en la que, con muy poquita inversión, te puedes iniciar en el negocio, (no necesitas un gran despacho, una gran infraestructura, ni invertir en materia prima como en otros negocios). Basta con estar colegiado, tener una mesa y una silla para trabajar, un teléfono móvil y una base de datos que consultar. Nuestro Colegio de Abogados nos ofrece varias de ellas, así como una sala para recibir a nuestras visitas, si no disponemos de un despacho propio.

Te da la posibilidad de ayudar a la gente a resolver sus problemas, a cambiar su vida. A ser, en ocasiones, la única persona que confía en tu cliente, que le escucha y le defiende. Hasta el mayor delincuente necesita que alguien vele porque se respeten los derechos que él no ha tenido reparo en vulnerar. Ahí precisamente radica la grandeza de nuestro sistema de derechos.

Nuestra profesión nos ofrece la posibilidad de estar  satisfecho con nuestra labor, de tener la conciencia tranquila, de poder mirarte al espejo y valorar la opinión que tienes de ti mismo ( y la que deseas ofrecer a los demás) a la hora de rendir cuentas de tu trabajo, de si eres sincero y honrado cuando le expones al cliente  la viabilidad y posibilidad de éxito. De si eres capaz de anteponer los intereses de tu cliente a los tuyos propios. (Para un abogado es más rentable «económicamente» un procedimiento que se complica que uno que se resuelve fácilmente. Pero hemos de buscar la satisfacción de nuestro cliente, lo que favorecerá la llegada de otros nuevos atraídos por las recomendaciones de los que se han marchado satisfechos).

No existe monotonía, cada caso es distinto por mucho que se parezca a otro. Porque las partes son distintas, las pruebas son diferentes, las situaciones cambian….

Por lo tanto existen muchas razones para dedicarse a esta profesión, y existen actuaciones que podemos llevar a cabo para tratar de minimizar las partes negativas.

Para mí son dos las más importantes,  ser tolerantes con la frustración, no debemos sumirnos en una depresión cada vez que no obtengamos los resultados que esperábamos, es normal sentir malestar y desanimarse, pero pronto tratar de recuperar la normalidad, si existe posibilidad de recurrir, o realizar alguna actuación para enmendarlo, hacerlo, y si no cabe otra que aceptar la situación, hacerlo cuanto antes y pasar página.

De la misma forma que debemos tratar de ser humildes y no regodearnos en el éxito o el triunfo en un asunto concreto, siendo conscientes de que unas veces se gana y otras se pierde, o se aprende, como he dicho más arriba. No teniendo ningún reparo en pedir ayuda de otro compañero más experto, u otro profesional que pueda ayudarnos.

Por último intentar realizar otras actividades que no tengan que ver con el trabajo, como practicar técnicas de relajación o practicar deporte, pues de esta forma controlamos el estrés que nos provoca el día a día.

Por si os interesa yo actualmente alterno el pádel y el entrenamiento en ASF Boot Camp. También he practicado Pilates y Zumba. Y lo recomiendo a todos. Cualquier actividad que nos ayude a desconectar es buena y nos facilitará recargar pilas para soportar la vida del abogad@ desesperad@.

Fotografía de ASF Boot Camp Albacete

Rosa Pilar Sáez, 07/07/2017

Archivado en:Novedades Etiquetado con:abogada, abogado, deporte, problemas

Acerca de Rosa Pilar Sáez
Abogada especialista en derecho de familia y penal.
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Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Carmen garcia dice

    2 agosto, 2017 en 20:18

    Enhorabuena por su página, tan directa y sincera.
    En caso de querer concertar una cita, me gustaría saber si está disponible en los próximos días.
    Muchas gracias.

    Responder
    • Rosa Pilar Sáez dice

      2 agosto, 2017 en 23:14

      Gracias por dejar su comentario. En principio agosto es inhábil y los abogados aprovechamos para descansar. Estaré disponible a partir de septiembre, salvo emergencias.

      Responder

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© 2021 · Rosa Pilar Sáez. Abogada. · Col.1981 · ICALBA · Especialista en Derecho de Familia y Penal.

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